Por el mundo con Marley, edición Rosagasario
El otro día tuve el agrado de conocer Rosario. Bah, en realidad de que me cuenten como es Rosario. Gracias a Buda, mi trabajo me impidió presenciar el match entre el Independiente de Pedro “lareconchadetumadre” Troglio y el Rosario Central de Leonardo Carol Madelón. No, no vuelva a leer… usted no se ha equivocado, el segundo DT mencionado de llama Carol ¡¡¡CA-ROL!!!
Del viaje poco y nada para rescatar. Un mate, otro mate, un termo, otro termo y ya estaban en el destino. Como quien diría, A Rosario se llega en dos pedos. Era temprano así que a alguien se le ocurrió preguntar lo inevitable en aquel lugar: “¿quieren ir al monumento a la bandera?” Tras un solemne acto de patriotismo, decidieron no desviarse y seguir en busca del estadio. Estoy avergonzado, por culpa de gente como ellos el país está como está.
Cerca del estadio, estación de servicio, una parada obligada para hacer del primero. “Disimulemos, que no se den cuenta que vamos a la cancha.”, oraba el mas experimentado. En el stereo del auto sonaba Fito Paez a todo volumen, uno leía algo de Fontanarrosa, otro se puso una boina y el último decidió bajarse del auto arrojándose por la ventanilla. Un 'pichín' y el hambre ya amenazaba, así que los 3 mosqueteros decidieron acercarse más a las inmediaciones del estadio para el clásico choripán. La sorpresa no fue grata cuando se enteraron que cada uno costaba $3,50. Si quieren saber el porque del alto precio, pregúntenle al parrillero: “Pero papá, ¿vos sabes lo que es esto? Este chori está hecho con carne de siamés de primera calidad, alimentado a maíz y criado en una cajita de vidrio ¡Esto es de exportación querido!”
Obviamente este no es el único comercio de la ciudad, también existe una peluquería de mujeres llamada ‘Torta’ (que sutil) y el cirujano plástico mas famoso de Rosario de llama Dr. Juan Lallana… ¿hace falta que haga algún chiste sobre esto ultimo? Si, hace falta. Imagínense el spot en la hora pico de la AM local: “¿Quiere tetas mas grandes? ¡El doctor Lallana!” Pero la puta madre la idea no es que ‘llane’ sino que ‘curve’. En conclusión, los rosarinos saben mucho del arte minino-culinario, pero necesitan urgente unas clases de marketing.
Luego del partido, que paso con pena y sin gloria para los nuestros, tocó la salida del estadio. Uno de esos que nunca falta se acerca y dice textualmente: “Si son de Independiente asidh waodh qpidnbkas ncxmzc nasihcw8oagdasd van a correr”. Pero la pucha, que bien hubiese venido ese muchacho en el vestuario visitante antes del partido, dando la charla técnica…
Retomando el tema alimenticio, estaría bueno que la gente de Greenpeace, que tanto se preocupa por 4 ballenas de mierda y un rió contaminado con papel glasé se fije de una ves por todas lo que esta pasando en Rosario. ¡Estos muchachos están destruyendo la cadena alimentaría! ¡¡Los perros rosarinos están en serio peligro de extinción!! ¡¡¡Dejen morir en paz a esos pandas homosexuales y vean esto!!!
Y siguiendo con la madre natura, llego a mis oídos que las damas allí son muy lindas. Rubias, morochas, pelirrojas o albinas, una mejor que la otra, menean su belleza por toda la ciudad. Esto me llevo a plantearme que quizás Rosario sea una ciudad donde todos sus habitantes son preciosos. Para eso también los hombres rosarinos deberían ser bellos. Así que, para informar a mis queridas lectoras aquí va la respuesta: no tengo ni la más mínima idea, tampoco me interesa y, por suerte, ni mis amigos osaron comentarme ni a mi se me ocurrió preguntarles nada al respecto.
Mientras se despedían de la excursión, se pusieron a reflexionar sobre que, fuera de todo chiste, no habían visto ni un solo gato por la calle. Luego de todo esto, a mi se me ocurrió reflexionar, dentro de todo chiste, que los gatos de Rosario deben estar pastando en una granja. Obviamente no es un ovejero alemán el que cuida el ganado felino ya que, en este caso, el perro es el malo del cuentito, que intenta asaltar y llevarse algo. Seguramente sea una oveja la que cuida que no se escape ningún kitty y los lleva devuelta al corral.
Mis amigos aseguran que de haber yo ido, tan solo por mi apodo, hubiera estado en peligro de que me quieran carnear. Yo no lo creo tan así, debido a que yo… soy amargo.