El deporte argentino, cada día más glorioso.

Toda la movida chik-gay del país se movió hasta Francia para seguirlos. Los putos menos adinerados lo siguieron por TV en el minuto a minuto. Sufriendo como en sus iniciaciones, pero gozando a la larga, alentaron sin cesar esperando a que sus ídolos mostraran un poco de su colorada sangre (porque no es roja, es colorada). Y ellos respondieron... con un cuarto puesto (porque supongo que no se van a presentar al triste partido por el tercer puesto ¿no?). Así es como el deporte nacional sigue sumando fracasos.

Año tras año, los fans de las selecciones nacionales siguen viendo como festejan los brasileños, los italianos, los alemanes, los franceses, los ingleses y hasta los yugoslavos. ¿Los “nuestros”?, bien, gracias. Cebollitas hasta la muerte. Y encima festejando el ser segundo, tercero, o cuarto, como si de verdad fuera un logro estar después del primero.

Deportistas cagones, en este caso rugbiers. Con lagrimas de cocodrilo en todos y cada uno de los acordes del himno. O quizás, llorando porque saben que cuando termine el mundial van a tener que volver a este país grasiento. Así es el rugby nacional: un deporte de animales, jugado por mariposas.

Párrafo aparte para el lírico publico (y periodismo) especializado en este deporte. Para aquellos que se penen eufóricos, que se estremecen, que se extasían, que eyaculan (?), cuando un jugador... patea la pelota afuera. Loffreda: ¡¡¡los jugadores de Racing son argentinos!!!

Aprovecho el post para felicitar y agradecer a los verdaderos guerreros, a los verdaderos gauchos pampeanos, a los orcos asesinos, los machos cabrios, los que nos dieron una lección a todos sobre como debe comportarse un verdadero hombre, los que pusieron todos los huevos en cada enfrentamiento. Felicitaciones a “Los Dogos”, gracias por darnos una alegría.

Yo te daré, te daré una cosa, yo te daré, una cosa que empieza con P...